Badajoz, ciudad fronteriza
Situada a orillas del río Guadiana, Badajoz es la puerta de entrada natural a Portugal, país del que la separan tan solo seis kilómetros. Ciudad tranquila y agradable, su historia ha estado marcada siempre por su carácter fronterizo.
Esplendor y monumentalidad
Su casco histórico abriga murallas de origen árabe, interesantes monumentos, pintorescas calles y soportales… vestigios de las diferentes etapas históricas de la ciudad, partiendo de su origen visigodo, pasando por su etapa de esplendor durante la edad media, cuando se convierte en la capital de uno de los reinos de taifas más influyentes del califato de Córdoba y, posteriormente, jugando un papel fundamental como plaza estratégica fronteriza, lo que la llevo a enfrentarse en diversas ocasiones a las tropas portuguesas y a vivir dentro de sus murallas hasta el siglo XX.
Tierra de conquistadores
Pero si por algo es conocida Badajoz –y Extremadura en general– es por ser la cuna de los más grandes conquistadores de la historia. Ejemplo y reflejo de un carácter agreste y aguerrido, fruto de un entorno natural único, formado por bosques que son refugio de especies protegidas, y ciudades que cuentan con núcleos antiguos perfectamente conservados y multitud de monumentos. Entre todas ellas, destaca Mérida, ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad, que conserva algunos de los mejores ejemplos de arquitectura romana de nuestro país.
Placeres para los sentidos
En cuanto a Gastronomía, el cerdo ibérico es el rey. Extremadura es famosa por sus jamones y embutidos de primera calidad. Además, cuenta con quesos de gran calidad y platos como las migas, el conejo en salmorejo, la perdiz preparada y una riquísima y variopinta gama de repostería.